lunes, 28 de febrero de 2011

Valencia y Madrid

Valencia, ahora más cerca, a 1 hora y 38 minutos de AVE. Los valencianos-as en general son amables y no tienen tanta prisa como los madrileños. He visitado con detenimiento la Lonja, obra maestra de Pere Compte, luego la catedral, subiendo a la torre del Micalet para ver todo Valencia desde arriba, y luego el Mercat Central, maravilla de la arquitectura en hierro, lleno de deliciosas verduras de la huerta. Un paseito por la playa de la Malvarrosa, allí hacen buenos arroces en sitios como "La Muñeca".
La ciudad de las artes y las ciencias y el oceanográfico valen la pena, aunque a ratos te parece más espectacular el continente que el contenido. Conviene informarse y sacar la entrada desde Madrid. Otro paseo por el barrio de la Ruzafa, donde hay interesantes tiendas como Gnomo o la librería-bar "Slaughterhouse". Al dia siguiente comida junto a la laguna de La Albufera. En el pueblito de El Palmar hay sitios majos para tomar la paella y el "all-i-pebre", como el bar "Canyamel". Después un paseo en barca (4 euros un viaje de cerca de una hora) para ver el vuelo majestuoso de las garzas y la puesta del sol en la Albufera. Valencia y Madrid, aún más cerca.
Fotos: Carlos Osorio (La Albufera)

jueves, 24 de febrero de 2011

Importantes hallazgos sobre la historia de Madrid

 Las excavaciones realizadas junto a la catedral de la Almudena, dirigidas por la arqueóloga Esther Andreu, han aportado datos esclarecedores sobre el origen de la villa de Madrid. No hubo una ciudad árabe como tal, sino más exactamente un castillo o fuerte militar levantado por Mohamed Ibn Abderramán. El primer pueblo propiamente dicho al que se llama Madrid es de época cristiana, del siglo XII; construido junto al antiguo alcázar o castillo árabe. Puedes leer el interesante artículo publicado en El País.

El almendro de mi barrio

                                            
En  mi barrio (barrio de Universidad) tenemos un almendro. Está en el jardín de la antigua Universidad Central de San Bernardo, y en estos días está cuajado de flores.

Fotos: C. Osorio

martes, 22 de febrero de 2011

La curiosa romería del cerrillo de San Blas

En el parque del Retiro, por donde hoy está el observatorio astronómico, hubo una ermita dedicada a San Blas. Aquí acudían los madrileños de siglos pasados varias veces al año a celebrar fiestas religiosas o populares. La fiesta más importante en este lugar era la Romería de San Blas. Las gentes traían a sus animales para que los bendijeran y quedaran la protección del santo. Blas de Sebaste, San Blas, se había distinguido en vida por la curación de personas y animales.
El Rey de los Cochinos:
Con el tiempo, la fiesta de San Blas fue paganizándose y derivando en una especie de "botellón". Hubo quien organizó una carrera de cerdos, a los que se les disfrazaba con diversos ropajes, la cual discurría por toda la ciudad. All cerdo ganador se le nombraba "Rey de los Cochinos" y durante todo el dia simulaban hacerle honores propios de la realeza. El rey cerdo otorgaba a sus "súbditos" plena libertad para hacer lo que quisieran durante uno o dos dias, libertad que las gentes aprovechaban para dar rienda suelta al desenfreno.
Se cree que esta curiosa celebración pudiera estar relacionada con la fiesta del "rey de los locos" una tradición europea del medievo en la que se coronaba a un indigente o a un perturbado, y las gentes organizaban juergas y bacanales que duraban dos dias.
En 1722 la fiesta del Rey de los Cochinos se prohibió por atentar contra la monarquía y la religión.
Con sucesivan prohibiciones y permisos, la romería de San Blas continuó hasta que tomó el relevo de esta fiesta la iglesia de San Antón, donde todavía se celebra la bendición de los animales cada 17 de Enero.
Otro de los actos que al parecer se celebraban en el cerrillo de San Blas, era ir a coger la verbena, una planta medicinal.

Cuadro: "Los madrileños, de romería con sus animales" Brueghel. Museo del Prado.

domingo, 20 de febrero de 2011

Mobiliario sorprendente

En la Corredera baja de San Pablo nº 17 está la tienda de Kikekeller, donde tienen muebles con una buena dosis de imaginación y una cierta vocación escultórica.

Fotos: Carlos Osorio.
Foto del sillón circular: Kikekeller.




sábado, 19 de febrero de 2011

De la música y del ruido


Da gusto cuando te encuentras en la calle a un grupo que toca música sabiendo lo que hace. El paseo se vuelve una delicia y la calle se llena de sentimientos. Otra cosa es cuando alguien disfraza la mendicidad de música tocando la flauta de bartolo con un agujero solo. No es lo mismo un músico formado que alguien que hace sonar un instrumento. Por eso pienso que debe permitirse la música en determinados lugares y con un horario razonable.  Creo que no sería mala idea reglamentar la música callejera, dando permisos a los que saben tocar y no dándoselos a los ruidosos contumaces. Lo mismo pasa con la pintura de calle. No es lo mismo el mural artístico o el grafiti de calidad que las pintadas, firmas y garabatos con que los gamberros ensucian las fachadas.
En cuanto a la música, echo de menos los tiempos en que en Madrid florecían los grupos, había locales de ensayo y teníamos decenas de salas donde escuchar música en directo. Las normativas persecutorias del Ayuntamiento han barrido buena parte de las salas. La ciudad creativa que fue Madrid se va volviendo ciudad espectadora, pasiva y adocenada.

Foto: Carlos Osorio.







Foto: Carlos Osorio.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Los azucarillos

Uno de los dulces que encandilaba a los madrileños de siglos pasados era el azucarillo. Con sabor a puro azúcar o con aroma de limón o fresa, se vendía en los puestos callejeros de los aguadores, llamados aguaduchos, donde se pregonaba al grito de "Agua, azucarillos y aguardienteeee". La gente tomaba dichos productos según sus apetencias. Cuando pasaba un matrimonio con niños era usual que el señor se pidiera un traguito de aguardiente, la señora un vaso de agua con una "gotitas" y para los nenes los azucarillos. También había quien prefería tomar el vaso de agua con aguardiente e ir mojando en él su azucarillo. Esta meriendilla frugal dio nombre a una zarzuela muy castiza, en la que una aguadora pregona su mercancía al grito de: ¡Agua, azucarillos y aguardiente, aguaaaa!  Hoy en día, que yo sepa, la única pastelería donde se pueden encontrar los típicos azucarillos madrileños es "El Riojano" En C/ Mayor nº 10.
Fotos: Carlos Osorio.

domingo, 13 de febrero de 2011

Pastelería El Riojano

Belleza, calidad, autenticidad, es lo que emana de esta pastelería, una de mis preferidas, situada en la calle Mayor nº 10.
La fundó en 1855 un riojano, don Dámaso de la Maza, que era pastelero en el Palacio Real. Dámaso quiso independizarse y la Reina le cedió a sus mejores artesanos para amueblar la pastelería. La portada y las vitrinas son un prodigio de la mejor ebanistería madrileña. Al espectador curioso le sorprende que las vitrinas sean bastante más altas que la puerta de entrada. Se dice que las hicieron así para que no se las pudieran llevar, ya que había habido unos robos por aquellas fechas. Desde su fundación, el Riojano ha pasado siempre de dueños a empleados. Su actual propietaria, Esperanza Comontes, puede dar fe de que los mejores dulces son el resultado de no pocas amarguras. Y ¡Qué dulces! En este obrador no verás el recurrente huevo liofilizado, sino huevos frescos. La mantequilla no es de supermercado, sino que la traen diariamente de Tineo (Asturias). Las frutas no han viajado en el contenedor de un barco mercante, sino que vienen de Calahorra, y todo se trabaja al modo artesano tradicional, incorporando nuevos sabores. 

                                                                         (Los bartolillos)


Destacan especialidades tan madrileñas como las torrijas, los bartolillos (empanadillas de crema), los azucarillos, los pestiños...así como el roscón, los turrones,...unos merengues hechos a la antigua usanza, a golpe de cuchara y sin manga,... la tarta imperial, las pastas del consejo...la tarta de tiramisú o de San Marcos...unos bollos crujientes y aromáticos...y además cuentan con un agradable salón de té en el interior.


Fotos: Carlos Osorio.
Se habla del Riojano en el libro "Tiendas de Madrid"

sábado, 12 de febrero de 2011

La boina


He fotografiado Madrid desde el cerro de Garabitas en esta semana. Se aprecia la "boina" de contaminación que envuelve Madrid. Prácticamente todos los meses se superan los límites de contaminación marcados por la UE.

Foto: Carlos Osorio.

jueves, 10 de febrero de 2011

Florecen los almendros


Tengo el honor de comunicar a las gentes que aprecian la belleza que los almendros madrileños han comenzado a florecer.

Foto: almendro centenario del parque del Oeste. Carlos Osorio.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Bodegas Otero

Esta bodega es una de las más curiosas de nuestra ciudad. Otero se fundó en 1923 sobre otra bodega anterior del inicio del siglo XX. Conserva nueve grandes tinajas de cerámica decoradas, un mural en el techo y un original suelo suelo de gresite. Todo ello necesitado de una buena restauración.
Otero. C/ Don Ramón de la Cruz, 77.
Foto: Carlos Osorio.

lunes, 7 de febrero de 2011

La Corrala










-La Corrala más conocida de Madrid es la de la calle Sombrerete esquina a Mesón de Paredes. Conserva únicamente la mitad de su estructura original, al haberse derribado la otra parte. A causa de esto, es posible contemplar desde el exterior sus largos corredores. Tenía 3 pisos exteriores y 4 interiores. La edificó en 1839 el arquitecto José María de Mariátegui. Construída para arrendar sus habitaciones a los inmigrantes de las provincias que llegaban a Madrid a buscarse la vida. En la guerra civil sufrió el impacto de un obús. En los setenta estuvo en un tris de ser derribada, debido a un pequeño derrumbe y a que el propietario no podía afrontar su rehabilitación, pues eran pisos de renta antigua. La unión de los vecinos fue decisiva para que la corrala al fin se rehabilitara, a cargo del Ayuntamiento en 1987. Es Bien de Interés Cultural desde 1977.
Vivir en una corrala tenía sus inconvenientes: poco espacio, falta de intimidad, y sus ventajas: apoyo mutuo entre los vecinos. Habitada hasta hace poco por gente mayor, hoy residen además jóvenes de varias nacionalidades.

Fotos: Carlos Osorio

viernes, 4 de febrero de 2011

Terracitas de invierno

Desde que ha entrado en vigor la nueva ley anti-tabaco, Madrid se ha llenado de terracitas de invierno, muchas de ellas con estufas y paravientos. Aunque yo no soy fumador, me encantan estas terrazas donde, salvo en los contados dias en que hace mucho frío, se está muy a gusto charlando y viendo pasar la vida que bulle alrededor. Todo lo que sea disfrutar de la calle nos encanta a los madrileños. Eso sí, habrá que vigilar que alguna terraza pueda alterar el merecido descanso de los vecinos.



Foto: El Heraldo.

jueves, 3 de febrero de 2011

Sin Clon ni Son


Sin clon ni son es una tienda de autor ubicada en una antigua lencería (Aurora) de Malasaña. Está en la Plaza del 2 de Mayo nº 10.
Vale la pena conocer esta tienda de diseño y complementos, como sombreros, bolsos, zapatos, bisutería... artículos sencillos, sin estridencias, con verdadera elegancia. El trato que se ha dado al local es exquisito, respetando al máximo las características de un comercio histórico, como la preciosa cueva o el típico mostrador, e incorporando elementos modernos muy bien integrados.

Fotos: Carlos Osorio.



miércoles, 2 de febrero de 2011

C/ Señores de Luzón 4 y 6

Arquitecto: Juan Pan da Torre
año 1935.
Agradable bloque de viviendas en forma de "Z", consiguiendo sin grandilocuencias ni pretensiones  un edificio habitable y a la vez encantador. Un lugar donde apetece vivir. El arquitecto, discípulo de Secundino Zuazo, adoptó en la fachada un modelo similar al de los patios ingleses.Tiene influencias de la Casa de las Flores en cuanto a las terrazas-balcones y algún detalle de tipo andaluz. Pan da Torre es autor del atractivo edificio de El Ocaso, en Princesa.

Foto: Carlos Osorio.